09 octubre 2009

Derechos animales

Drechos animales
Por Pedro Gómez Silgueira
“Si recoges un perro hambriento, lo alimentas y le das afecto, él nunca te morderá. Esta es la diferencia importante entre un perro y el hombre”. Lo dijo el popular escritor norteamericano Mark Twain para destacar la nobleza de estos seres vivos incapaces de traicionar a sus amos. Vale la pena recordarlo hoy que es el “Día del Animal” y la festividad de San Francisco de Asís, patrono de la fauna y la flora.

No solo el sentido común, la fe cristiana o la sensibilidad humana nos dicen que los animales merecen buen trato y gratitud, sino a ello obliga la Ley 196/53 que declara “punibles los actos de crueldad innecesarios realizados contra los animales útiles al hombre (...)”.

Esta ley –al aprobar el Decreto Ley 67/53– considera actos de crueldad: “los castigos, torturas y las mortificaciones”, al igual que las corridas de toros en las que se utilicen espadas o cualquier instrumento que puedan causar herida o muerte al animal y las riñas de gallos. A la vez dispone que las autoridades policiales y municipales prestarán a la Sociedad Protectora de Animales y Plantas del Paraguay (SPAPP) la cooperación necesaria para hacer cumplir la norma.

Ha pasado más de medio siglo –56 años de vigencia, para ser precisos–, pero la ley sigue siendo letra muerta.

Las bestias de carga –como los humanos– merecen protección para no ser vilmente maltratados, golpeados, forzados a estirar cargas superiores a sus fuerzas, con heridas horrendas e infectadas en el cuerpo y bajo los arreos, dice Francesca Crosa. Tampoco deben ser explotados en estado de desnutrición o preñez. Sin embargo, muchos animales caen en la vía pública al no resistir el dolor, la fatiga y la enfermedad o cuando son atropellados por vehículos. Aun así son obligados a levantarse y con miserables palenques agonizan de dolor antes de ser pasados por cuchillos en las mataderías.

Ante una flagrancia así la Policía Municipal y Nacional deben intervenir para detener, aconsejar, amonestar y llevar a la comisaría a los verdugos. Si el peso de carga en los carritos es mayor al que puede soportar el pobre animal, deben ordenar descargarlos. Si el animal está sufriendo a pleno sol, debe ser puesto a la sombra; si está mal herido, debe ser objeto de curación.

El derecho de los animales implica que los carritos no deban acelerar en las curvas y las bestias no deben ser obligadas a trotar cuesta arriba y cuando van cuesta abajo el carro debe usar freno de manos. Se deben hacer cumplir los horarios establecidos, no pueden trabajar a medianoche y los niños no deben conducir los carritos. El parlante debe ser moderado y no debe estar dirigido a romper los tímpanos del animal.

No es que las autoridades no reciban reclamos de la SPAPP para el cumplimiento de estos derechos faunísticos. Los pedidos más recientes los tienen el ministro del Interior, Rafael Filizzola (20 de agosto, 2009), y la ministra de Salud, Esperanza Martínez (31 de julio, 2009). Con los actuales concejales y la intendenta Evanhy de Gallegos tampoco hubo suerte y los pedidos reiterados desde que asumieron fueron en vano.

¿No será hora de que en las próximas elecciones municipales algún candidato incluya entre sus promesas la situación de injusticia y desmanes que atraviesan las bestias de carga en nuestras ciudades? Algún voto han de ganar.
3 de Octubre de 2009 22:22
Diario ABC Color